Día 3 NaNoWriMo 2023
Cómo ha ido el día 3 de NaNoWriMo, el punto de no retorno y por qué a veces hablo sola
Hoy es el tercer día de NaNoWriMo 2023 y he superado las 10.000 palabras durante el reto. El recuento de hoy ha sido un poco más bajo que el de ayer y el del día 1 (ahora te cuento por qué), y en total he escrito 2.126 palabras.
Principalmente, he escrito menos palabras porque acabo de llegar al último punto de la historia que tenía “planeado”. Lo que yo llamo, “el punto de no retorno”.
Antes de explicarte qué significa y qué hago cuando llego a este punto, es importante que entiendas que entrecomillo todo lo que tenga que ver con planes y escritura porque no se puede decir que lo que yo haga sea planificarme.
De hecho:
Siempre que he intentado planificar cualquier novela a un buen nivel de detalle: con su estructura de capítulos, sus fichas de personajes y todo lo demás, he acabado aburrida de la historia antes de empezar a escribir.
Soy una escritora brújula redomada sin ninguna posibilidad de cura, por lo que planificar una novela para mí, no va más allá de una To Do List de cosas que creo que tienen que pasar para que la historia avance. Sin más. Es que ni siquiera te imagines una lista organizada cronológicamente (al menos) ni planificada por capítulos. No es para nada eso. Literalmente, es una lista de pendientes, cruda y desordenada. Y las cosas de esa lista ni siquiera están acompañadas de una explicación o una pista de dónde y cómo suceden, sino que son más bien titulares, tipo: “Fulanita le cuenta la verdad a Menganito”.
Pues bien, lo que ha pasado hoy (que supongo también es el motivo, aparte del trabajo, por lo que he escrito menos) es que he tachado la última cosa que tenía en esa lista de “pendientes” de la trama.
Y es que estos días me he focalizado 100% en escribir y en avanzar, y apenas he reflexionado en cómo voy a seguir adelante llegados a este punto.
Qué hago normalmente cuando me pasa esto:
Pues con la mayoría de historias, me ha pasado que al llegar a este punto de no retorno me he cansado, me he aburrido o me he bloqueado (también me ha pasado que he sentido una mezcla de las tres cosas), y entonces es cuando dejo apartada la historia un tiempo o incluso, la abandono.
¡Ni te imaginas la cantidad de historias que tengo empezadas y que abandono en este punto!
Sin embargo, creo que esta vez es diferente, por varios motivos:
Me he propuesto completar el reto NaNoWrimo, como un reto personal. Y si abandonara esta historia ahora mismo, no tendría otra historia que retomar para acabar el reto. Aparte, no me apetece escribir otra historia porque…
En general, la novela que estoy escribiendo me tiene atrapada: sé que tiene mucho potencial aunque también soy consciente de que este primer borrador va a ser bastante desastroso. Pero es una historia compleja, intensa y más profunda de lo que hescrito últimamente, así que no quiero abandonarla.
Sé que queda poco. No sé cuánto (no entiendo cómo hay escritores que pueden predecir cuántas páginas o palabras tendrá su novela cuando esté terminada), pero sé que estoy acercándome al final. Y me niego a abandonar una historia así, cuando estoy tan cerca de acabarla.
¿Entonces cuál es el plan?
Con esta historia, me ha pasado que he empezado a hacer algo que no había hecho con ninguna otra antes, y que te voy a detallar paso por paso a continuación (espero que no pienses que estoy loca):
Salgo a dar un paseo: tengo que salir del espacio de trabajo. No puedo pensar en la novela delante del ordenador, investigando o releyendo. Tengo que irme fuera y además, tengo que estar haciendo alguna otra cosa (preferiblemente que implique que mi cuerpo se mueva).
Empiezo a hablar sola: literal. Tengo que hablar en voz alta de lo que hay sobre la mesa: “Pues a ver, por ahora tenemos que X personaje ha hecho no sé qué, y ahora parece que Y personaje quiere hacer esta cosa”. Es decir, que tengo que contarme en voz alta el panorama actual.
A partir de ahí, empiezo a hablar sola sobre cómo podrían desarrollarse los acontecimientos: “Creo que lo lógico sería que X personaje vaya a hacer esto y le pase eso otro. A lo mejor puedo meter esta cosa. ¿Y dónde podría pasar esto? Pues en este sitio o de esta manera”. Literal, empiezo a filosofar en voz alta sobre las posibilidades, hago un brainstorming conmigo misma de por dónde quiero tirar.
Para que no se me olvide nada, hago notas de voz donde voy contando todo esto: sirve para que no se te olvide lo que estás diciendo y también para que la gente no piense que estás loca cuando te vea hablar sola por la calle. Como uso las notas de voz del móvil, parece que estoy mandándole un audio a una amiga y no desesperándome por encontrar cómo seguir la trama.
Cuando llego a casa, vuelvo a escuchar los audios y hago una lista de “To Do’s” con lo que he dicho que pasaría en la novela. Obviamente no todos los paseos son igual de productivos: hay veces que saco muchas cosas en claro (como la última vez, que me ha traído hasta este punto) y hay otras veces que apenas saco para un par de escenas más. Pero el hecho cierto es que me sirve para desbloquearme.
Y bueno, hasta aquí las razones por las que a veces hablo sola y qué hago para “desatascarme” cuando he llegado a un punto de no retorno escribiendo. Ojalá, si estás leyendo esto y lo pruebas, te sirva.
Aquí te dejo hasta la próxima. Yo me voy a pasear :)