El proyecto que he empezado y el objetivo que no cumpliré
Te hablo sobre lo que estoy haciendo después de dejar el Proyecto Plan B
He estado unos días sin escribir. No sollo esta newsletter sino cualquier cosa en general.
Después de aparcar Proyecto Plan B (gran potencial, poca motivación), decidí darme el espacio para explorar diferentes cosas y ponerme en busca de mi nuevo proyecto.
Después de terminar el NaNo, me marqué el objetivo de escribir unas 65.600 palabras hasta el 31 de diciembre (es decir, unas 1.600 palabras al día, como iba manteniendo con el NaNo durante noviembre), pero la verdad es que tengo claro que a este paso, no voy a llegar al objetivo.
Igual, como ya aprendí durante el NaNoWriMo, lo importante para mí no era el número de palabras, sino conservar el hábito de escribir cada día.
Así que bueno, esto es lo que hice para lograr, al menos cumplir esa parte:
Cosas que hice para inspirarme cuando me sentí “bloqueada” para escribir
Uno de mis objetivos cuando dedicí aparcar Proyecto Plan B era no estar sin escribir mucho tiempo. He tenido bloqueos que me han durado meses y no quería volver a ello.
Así que hice algunas cosas que quizá te puedan servir a ti, si te encuentras en la misma situación:
Escribir relatos cortos: el reto es escribir un relato de máximo una página, que tenga una estructura muy sencilla. Para inspirarme, iba al periódico, buscaba noticias y a raíz de algo que leía, me ponía a escribir. A veces no llegaba a la página y otras veces me pasaba, pero he escrito 3 relatos distintos.
Leer mucho: la verdad es que el tiempo que no he dedicado a escribir, lo he dedicado a leer. Seguí madrugando y levantándome temprano, pero en lugar de abrir algún documento, me ponía a leer con todo el ritual: el silencio, mi velita y mi café.
Buscar “trucos” como disparadores de escritura y cosas así en Internet: y empezar a jugar con la hoja en blanco, a ver que salía. Me alejé un poquito de las redes, donde todas las escritoras parecían mucho más productivas que yo y decidí entrenarme.
Como ves, al principio pensé que era cuestión de que la inspiración me pillara trabajando, pero después me di cuenta de que si quería mantener el hábito de escribir todos los días, necesitaba tener un proyecto entre manos que me motivara lo suficiente, así que decidí volver a mi zona de confort y trabajar en una novela romántica contemporánea.
Reuniendo los ingredientes para el cóctel de mi nuevo proyecto (al que cariñosametne llamaré #ProyectoFuego)
Después de haber escrito una novela romántica contemporánea más bien intimista, basada en el viaje personal de la protagonista; esta vez quería que hubiera acción y un poquito de misterio/thriller.
Necesitaba a una protagonista, pero quería que tuviera un pasado antes del punto en el que comienza la novela, basándome en una noticia que había leído esos días sobre una mujer de la que se filtró un vídeo sexual. Quería que este hecho marcara la vida de mi protagonista, quería hablar de cómo se estaba recomponiendo desupués de una relación tóxica y relatar esa sanación.
En cuanto al protagonista masculino, quería que también tuviera un pasado antes del punto en el que comienza la novela. En su caso, los temas centrales de ese pasado iban a ser la responsabilidad y la culpa por algo que había sucedido. Quería que fuera un protagonista guapo, seguro de sí mismo y valiente por fuera, pero que por dentro arrastrara una historia de culpabilidad y dolor.
Solo me faltaba darle el contexto necesario para que ambos personajes se encontraran, y fue ponerme a escribir las primeras líneas sobre la protagonista y, me di cuenta que ya lo tenía, iban a tener un objetivo común, un proyecto que les obligara a entenderse y les forzara a pasar tiempo juntos. Y cuando los secretos del pasado aflorasen, probablemente ya sería tarde: estarían coladitos el uno por el otro.
Entre medias, necesitaba un misterio que resolver y algo de peligro. Así que, cuando lo encontré, tuve el cóctel servido.
Ahora solo me quedaba ponerlo en marcha.
Por dónde empezar cuando no sabes por dónde empezar
Escribe sobre lo que sabes. Eso es lo que escucho decir a mucha gente.
Pues en mi caso, empecé a escribir lo que estaba sintiendo.
Y es que, aunque ya tenía todos los ingredientes (ya sabes, los jutos y necesarios porque una brújula sin remedio como yo no puede planificar demasiado) me faltaba empezar y la verdad es que no sabía cómo ponerme a ello.
Recuerdo que la primera sensación al tener, de nuevo ante mí, la página en blanco, fue de inseguridad: ¿y si no conseguía encaminar el proyecto y tenía que aparcarlo? ¿Y si no era capaz de escribir ni una línea pese a que tenía todos los ingredientes para empezar?
Me entraron las dudas.
Y como me sentía insegura, decidí empezar a escribir un momento de inseguridad de mi protagonista, al inicio de la novela. Me encantó empezar por ahí porque me fue muy fácil canalizar mi propia inseguridad en lo que estaba sintiendo ella. Y a partir de ahí, poco a poco, todo empezó a fluir.
El proyecto apenas pasa de las 7.000 palabras y como estoy teniendo poco tiempo de escribir, siento que no estoy avanzando nada, pero es verdad que lo poco que voy avanzando estos días, me motiva. Veo los matices de haber pensado en los pasados de los protas antes de ponerme a escribir y me encanta ir metiendo “miguitas” de pan que avecinan lo que pasará próximamente.
Y así es como ha empezado #ProyectoFuego.
De momento, tengo poco que decir sobre él, y ahora estoy buscando formas en las que pueda surgir la química entre los protas (una de las cosas más difíciles pero que más disfruto al escribir romance), así que ya iré dejando por aquí cómo voy enfrentando el proceso.