Dramas de escritora brújula: el personaje que te da la vuelta a la historia
Hoy quiero contarte avances de cómo llevo el Proyecto Plan B y qué ha pasado en los últimos días
Esta newsletter se llama “dramas de brújula”, porque ya te he contado alguna vez que soy una escritora brújula redomada e incurable. Realmente no es algo que me moleste mucho, pero lo que me pasa son cosas que, quizá si fuera mapa y planificara más, no me pasarían (o tal vez sí, y un ejemplo es lo que quiero contarte hoy).
Si recapitulamos, la última vez que te hablé acerca de Proyecto Plan B fue en la newsletter del 20 de noviembre cuando completé el reteo de NaNoWriMo y alcancé las 50.000 palabras escritas durante el mes.
En esa newsletter te hablé de los aprendizajes del reto, pero también te conté los desafíos a los que me enfrentaba con esta nueva novela y eran dos:
Los toques del nuevo género que yo nunca había escrito antes: porque tiene toques de fantasía y de paranormal que son géneros muy nuevos para mí.
Y la doble línea temporal en la que se desarrolla toda la historia.
Estaba yo feliz, avanzando con mi novela, aunque de forma más lenta (una de las líneas temporales ocurre en el pasado y, por tanto, el trabajo que hay que hacer a nivel de documentación es bastante importante) pero contenta al fin y al cabo.
Los problemas venían cuando escribía la línea temporal que ocurre en la actualidad que, se supone, debería ser más fácil de escribir para mí.
Entonces, ¿por qué me costaba escribir más las partes que se desarrollan en 2024 que las partes que se desarrollan en 1914? Pues básicamente lo que pasaba es que en mi concepción inicial de la historia tenía contemplado a un personaje que iba a estar (y a la vez no) en esa línea temporal de la actualidad.
Entonces, me di cuenta de que la parte del pasado estaba saliendo redonda, con peso, con muchas escenas adorables, pero que por “forzarme” a mantener a ese personaje semiescondido para poder sorprender después a la audiencia, la línea temporal de la actualidad estaba quedando floja, repetitiva y pesada.
Qué hacer cuando empiezas a escribir y te das cuenta de que debes cambiar algo para mejorarlo
Yo creo que lo que hay que hacer en estos casos es no tener miedo a rehacer cosas y, una vez metida en faena, confiar en el proceso.
Cuando me di cuenta de que debía cambiar la línea temporal de la actualidad y mostrar cuanto antes al personaje (que además es el antihéroe, que no villano, de la historia), esta era la pinta que tenía el manuscrito:
Estaba rozando las 30.000 palabras y ya había pasado las 75 páginas. Pero las partes de la novela que se desarrollaban en la actualidad eran, de verdad, las peores de toda la historia.
Así que decidí:
Que iba a mostrar al antihéroe desde el principio, para que además el lector pudiera disfrutarlo porque, en serio, es un personajazo. En vez de mantenerlo “oculto”, quería que diera muchísimo juego.
Que, lógicamente, tenía que cambiar el contexto, las circunstancias y prácticamente el 100% de lo que había escrito en esa línea temporal para que el anithéroe pudiera lucirse.
Durante las siguientes 72 horas estuve metiendo tijeretazos a muerte, reescribiendo, reubicando, eliminando prácticamente todo lo que había hecho y volviendo a empezar (sin tocar la línea temporal del pasado porque esa, afortunadamente, no influía para nada). Y cuando acabé, el manuscrito tenía esta pinta:
Tenía 6 páginas y unas 3.000 palabras menos. Y en otro tiempo de mi vida escritoril, te aseguro que eso me hubiera desmoralizado y me hubiera desmotivado…
PERO, PERO, PERO: darle el espacio adecuado al antihéroe me ha supuesto que…
La línea temporal de la actualidad me motive tanto como la línea del pasado, y ahora las escribo ambas con la misma energía y las mismas ganas.
El antihéroe de la historia se muestre de una forma poderosa, sin esconderse, y eso ha hecho que la línea temporal de la actualidad cobre un peso brutal y dé mucho más juego, dejando de ser floja y repetitiva, para ser dinámica e intensa.
A la primer apersona que le debe importar tu historia, es a ti
Esto es algo que ya aprendí escribiendo mi novela anterior, y es que para que la historia funcione tiene que IMPORTARME a mí la primera.
Intentando quedarme con una idea inicial estaba saliendo una línea temporal forzada, que no me estaba gustando y que me tenía desmotivada.
Pero cambiando la perspectiva, el resultado es que tengo una novela que me importa más y un personaje que me está encantando escribir y descubrir al lector.
¿Me hubiera pasado esto si hubiera planificado un poco más la novela desde el principio?
Probablemente, sí.
Y de hecho, lo que siento es que habría sido mucho más frustrante para mí hacer todos estos cambios si hubiera planificado mucho más la historia.
Ya te he contado muchas veces que a mí, planificar al detalle me suele aburrir al punto de que, cuando me pongo a escribir, ya no quiero escribir más. Soy una adicta a esa sensación de subidón que te da el ir sin un mapa tan claro y que las cosas te vayan sorprendiendo.
Lógicamente, si fuera mapa hubiera planificado ambas líneas temporales al dedillo pero, ¿habría podido improvisar hasta el punto de cambiar una completamente solo por un personaje?
Seguramente, no.
Y por eso es por lo que amo ser escritora brújula :)