Una de las grandes ventajas que le veo a un reto como el NaNoWriMo es que te permite adquirir el hábito de escribir cada día.
Creo que al final del reto, hayas conseguido o no escribir 50.000 palabras, puedes algo mucho más valioso que un primer borrador de su novela (o un primer borrador de una parte de su novela), que es el haber aprendido otras muchas cosas sobre ti como escritor que te pueden ayudar en próximos proyectos.
Por ejemplo:
Cuál es tu “hora de genio”: esa hora en la que tienes más inspiración, tu creatividad está a tope y puedes fluir mucho más.
Qué necesitas para que una sesión de escritura sea productiva: y es que habrá veces que tengas que “obligarte” a escribir, pero puedes apoyarte en cosas que te ayuden, como por ejemplo, una buena playlist.
Qué cosas te bloquean a la hora de escribir: escribiendo cada día, puedes ir detectando patrones o cosas que, sin antes haberte dado cuenta, te bloquean en el día a día.
Y es que para mí, sin duda, una de las cosas para las que me está sirviendo el NaNoWriMo (más que para acabar mi novela como me propuse, que también), es aprender cómo mejorar para el futuro.
Cómo ha ido el día 9 de NaNoWriMo
El día de hoy ha sido raro.
Ayer escribí la escena definitiva, que marca el principio del final de la historia. Y aunque estaba fluyendo bien, el cuerpo me va pidiendo, a medida que me acerco al final escribir más lento o más consciente de lo que escribo o revisando mejor lo que escrbí el día anterior.
Como tengo miedo de precipitar el final (entre otros, de los que te hablé aquí), creo que yo misma estoy adaptando mi escritura a este final que se aproxima. Así que, el conteo total de palabras de hoy ha sido de 1.511 palabras (de los días que he escrito, salvo el día de las cero palabras, hoy ha sido el que MENOS palabras nuevas he escrito).
Sigo flipando al ver que he cumplido el 50% del reto en 9 días de NaNoWriMo (8 días efectivos de escritura). Porque hasta ahora, como te conté aquí, para mí era fácil bloquearme y pasarme MESES sin escribir.
Y ser capaz de haber escrito tanto en tan pocos días (y con una calidad bastante decente, creo), pues me anima mucho (espero que mi yo del futuro lea esto cuando esté en la miseria sin nada nuevo que escribir).
Aunque tengo que decir que hay algo que me “preocupa” un poco estos días y es que quizá a mi novela no le queden 25.000 palabras para el final.
Ya te conté que soy malísima haciendo este tipo de cálculos, pero pienso es es probable que acabe la novela antes de alcanzar las 50.000 palabras del reto.
Por un lado estará genial, porque habré logrado el objetivo que me propuse al participar en NaNoWriMo.
Pero por otro lado, a la vez, será como no cumplir con el reto.
He pensado que quizá podría completar el reto con otro proyecto diferente. Aunque no tengo ni idea de qué podría ser.
Pero bueno, lucharé esa batalla cuando me toque. De momento, quiero acabar la novela y acabarla bien ❤️️
Quería aprovechar esta newsletter para hablarte acerca de algo que hice ayer por la tarde sobre este manuscrito y que creo que puede ayudarte.
Y es que ayer, me propuse editar todos los adverbios acabados en -mente que había en la novela. Cuando empecé eran más de 400:
Y al final de esa sesión de editing, me quedaron como 80:
Y sé que la mayoría de estas 80 palabras que contienen “mente” ya no son adverbios modales.
Por qué editar los adverbios acabados en -mente de tu manuscrito
Hay una frase buenísima de Gabriel García Márquez que dice:
"La práctica terminó por convencerme de que los adverbios de modo terminados en -mente son un vicio empobrecedor. Así que empecé a castigarlos y cada vez me obligaba a encontrar formas más ricas y expresivas".
Y puede que te preguntes: “¿Es que estos adverbios son incorrectos?”.
Pues incorrectos no son, pero son redundantes y, muchas veces no es que aporten mucho.
Son útiles, porque le otorgan a la palabra que acompañan una intención. Así, cuando añadimos a un sustantivo o a un adjetivo el sufijo -mente, estamos introduciendo un matiz que resulta apropiado para modificar ligeramente, el sentido de nuestras frases.
Por ejemplo:
Francamente, no estoy de acuerdo (expresas desacuerdo de forma educada).
Efectivamente, estás en lo cierto (estás de acuerdo con tu interlocutor y los subrayas).
Por esto, los adverbios acabados en -mente no son incorrectos, pero alargan mucho las palabras, y a veces los escritores con menos experiencia abusamos mucho de ellos.
Por no hablar de que como ya denotan cierta “intención” nos hacen esforzarnos menos al escribir y eso puede hacer que la narración quede más pobre, como decía Gabo.
Ayer, mientras quitaba adverbios acabados en -mente innecesarios, me pasó que encontré formas más interesantes de decir lo mismo que quería decir con el adverbio, por ejemplo:
Fácilmente: con facilidad, sin esfuerzo.
Intencionalmente: a propósito.
Rápidamente: de forma fugaz.
Inmediatamente: al instante.
Seguidamente: a continuación.
Pausadamente / Lentamente: de forma pausada / de forma lenta.
Probablemente: con toda probabilidad, lo más seguro.
Y así infinidad de ejemplos.
Además, digo que pueden resultar redundantes porque sin querer se pueden colar varios adverbios en un mismo párrafo y que suene muy repetitivo aunque no estemos repitiendo palabras.
Uno de los criterios que más me sirven para “cargarme” adverbios terminados en -mente es: si leo la frase con y sin adverbio y no cambia para nada el sentido, me lo cargo.
Por ejemplo:
Con averbio:
“El teléfono de Ethan sonó durante el trayecto en tren justo en un momento en el que nos quedamos en silencio. Intenté no prestarle atención, pero inevitablemente, cuando lo sacó de su bolsillo pude leer “Mamá” en la pantalla.”
Sin él:
“El teléfono de Ethan sonó durante el trayecto en tren justo en un momento en el que nos quedamos en silencio. Intenté no prestarle atención, pero cuando lo sacó de su bolsillo pude leer “Mamá” en la pantalla.”
¿Cambia en algo el sentido de esa frase si le quito el adverbio? Para nada.
Como mucho, dice que Tessa no pudo evitar mirar la pantalla y eso lo podemos escribir de forma más rica:
Por ejemplo:
“El teléfono de Ethan sonó durante el trayecto en tren justo en un momento en el que nos quedamos en silencio. Intenté no prestarle atención, pero no pude evitarlo. Cuando lo sacó de su bolsillo pude leer “Mamá” en la pantalla.”
Durante la tarde de ayer encontré muchísimos ejemplos más claros y evidentes que este y te aseguro que cuando te libras de la mayoría de los adverbios acabados en -mente, agilizas mucho más la lectura y te obligas (en los casos en los que el adverbio de verdad aportara algo) a utilizar las palabras de forma más creativa para expresar las mismas ideas, con lo que mejoras la calidad de lo que escribes.
Es un ejercicio interesante. Te animo a que lo pruebes :)